La imaginación regala ilusiones y viajes oníricos insuperables. Y la creatividad puesta en práctica, que viene inexorablemente a cuestas, representa una de las mayores satisfacciones de la existencia y, por sobre todas las cosas, en nuestro particular mundo de ondulaciones y verticalidades infinitas, de la mismísima vida en la montaña.
Cada vez que tuve la oportunidad de guiar grupos por el valle del Covunco hacia la cima del Domuyo, la idea de ascender por algún lugar de la interesante cara sur siempre inquietó y aumentó la frecuencia del latido espiritual. Sentía que algún día la posibilidad de poder cristalizar el anhelo iba a guiñarme un ojo. Finalmente, el verano del 2010 fue quien me otorgaría una preciada oportunidad. Ante la ausencia de compañeros (nunca es fácil conseguirlos y menos con poco margen de tiempo), la aventura debía comenzar a tejerse en solitario, una empresa que indudablemente iba a obligarme a duplicar el grado de concentración y compromiso.
El 29 de Enero habíamos terminado de guiar un ascenso con Esteban Iglesias y tenía un par de días libres hasta mi próximo compromiso de guiada en el Lanin. Y me fui de nuevo para arriba como para caminar y ver que pasaba y….si se daba la oportunidad, bienvenido sea. Gaby Valdés (transportista de lujo en Varvarco) me alcanzó al Playón desde Aguas Calientes y luego bajó para trasladar a nuestro grupo a Varvarco. Al poco tiempo de pasar la Piedra Gemela que hace de puente con el Covunco, me crucé con Adri Penzotti (conocido guía mendocino), que bajaba con una clienta, y nos quedamos husmeando un rato. Subí rápido hasta el C1 en la lagunita y de ahí continué hasta el campamento de Los Hoyos (diseñado hace algunos años por el guía amigo Luis Favra), de 3500 msnm, ubicado más abajo y al oeste del tradicional C2 de 3800. En el ascenso también fui parando para observar detalladamente la pared sur y fotografié la línea que había imaginado como posible, entre la gran pala de nieve y los gigantescos peñones de roca que descienden vertiginosamente desde el filo. Y finalmente para continuar con la descripción y encuentros de personajes relevantes, en el C1 me crucé con 4 personas que iban a resultar grandes compañeros y amigos en el regreso: el guía de Junin de los Andes, Don Cabezón y 3 avezados entusiastas por alcanzar la cumbre.
Dormí ansioso y partí a las 5 AM. Era otro día excelente. Remonté el gran acarreo de lajas y piedrones que descienden junto al glaciar sudoeste y fijé como punto un manchón de nieve justo abajo del muro de roca que entendía debía sortear para ingresar al couloir que había elegido a la distancia. Demoré dos eternas horas en alcanzar la base del muro, a 3900 msnm. Cuando había trepado los primeros 5 mts ya estaba maldiciendo la situación de estar escalando con botas en roca descompuesta y mixto este delicado-magnífico pasaje de 30 metros. Hacía frío y tuve que escalar sin guantes. Tenía los dedos bastante duros así que a frotarse un poco y a seguir tirando “pa rriba”! En el corredor, el hielo cubría todo el sector central; opté por sumar grampones y los dos piolets a la actividad. El riesgo objetivo de este pasaje es la clave. La caída de piedras es constante, cada dos por tres pasaban “teles” zumbando. Hay que estar muy atento al sonido previo para poder esquivarlas pero, sobre todo, hay que ser rápido y seguir subiendo. El canal tiene unos 400 mts de desnivel. Yo elegí salir por la izquierda, hacia la nieve, ya que luego se angosta bastante y allí los desprendimientos pueden hacerse una panzada con todo lo que se les cruce. Cuando se termina el mixto aparece una pendiente de 45º a 55º constantes con una nieve penitentosa y tramos esporádicos de hielo granulado. Tomé por la lengua a la derecha de la gran pala (hay un llamativo espolón de roca que los divide), directo hacia la dirección de la cumbre. El cansancio se hizo sentir y encima me di cuenta que había perdido una de las hojas tubulares; estaba literalmente con un piolet menos! Pasé el último resalte delicado, de unos 60º a 65° muy cortos y le metí pata hasta el fin de dificultades, a 4620 msnm. Me desplomé y estuve boqueando un maravilloso rato inmortalizando la emoción sublime. Caminé hasta el archi famoso Plateau pre-cumbrero y desde allí, por la huella, hasta la cruz que todo lo domina. Mis 4 nuevos amigos justo también habían coronado por la normal y ya descendían. Nos felicitamos entre ráfagas de más de 70 km. Me tiré junto a la cruz, puse la automática para dos instantáneas y me hundí en el largo descenso por la normal. Ese mismo día continuamos hasta el Playón y de ahí a Varvarco.
GLORIA VULTUR O SUR DIRECTA: AD Sup (850 mts, 60º/65º, M2),
en memoria de quienes me acompañaron en varios tramos del ascenso, los cóndores. Abajo me enteré que los Castillo (quienes prestan el servicio de mulas a metros del Playón) habían subido directo por la Gran Pala, paralelo a la izquierda de esta ruta. Invito a todos los trepadores a repetir el itinerario, chequear dificultades, etc; puede llegar a resultar una muy buena alternativa para quienes busquen una variante de altas emociones.
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